Fallece en Estados Unidos Antonio Bettencourt

antoniobettencourt01Fuentes vinculadas a ‘La Guía del MOTOR’ confirmaron el fallecimiento ayer domingo del empresario venezolano Antonio Bettencourt, ampliamente conocido en el ambiente automotriz, publicitario y deportivo del automóvil en Venezuela en consecuencia con su larga e impecable hoja de trabajo.

Bettencourt se mantuvo largamente vinculado a la industria local de la publicidad y el mercadeo, presidiendo los destinos de agencias sumamente reconocidas en el ámbito publicitario como `67 Publicidad y Publicis que merecieron numerosas distinciones y premios por su creatividad, alcance y capacidad de atender con efectividad los requerimientos de sus clientes frente a las tendencias y expectativas del mercado.

Entre los numerosos clientes manejados por Bettencourt a través de sus empresas publicitarias se encontraron ensambladoras de carros venezolanas y empresas locales proveedoras de bienes, insumos y servicios para esta industria. Dentro de este grupo, solo a modo de ejemplo, podemos mencionar su larga y exitosa relación con Bridgestone-Firestone de Venezuela y con Renault Venezolana, luego de heredar de su padre, César Bettencourt, el talento como publicista y una relación con la marca que inició a comienzos de la década de 1970.

Además de ser un gran innovador en el ámbito publicitario y un ambicioso empresario en esta área, Bettencourt fue un apasionado del automóvil y del deporte, ocupando en el ambiente nacional y continental un rol igualmente influyente y relevante.

Como piloto, Bettencourt incursionó exitosamente en las competencias del automovilismo deportivo venezolano, en una época en la cual el nivel competitivo era notablemente exigente. También llevó los colores de Venezuela a eventos internacionales.

La cercanía del publicista con la marca Renault le animó a, por ejemplo, participar en las iniciativas que la empresa francesa desarrolló en el ambiente deportivo venezolano como el torneo monomarca Fórmula Fuego y el más ambicioso torneo monomarca Copa Renault 11 Turbo a lo largo de los años ’80. Allí el auto del empresario-piloto siempre solía realizar actuaciones competitivas que le animaban a ir por más.

Siempre vinculado a Renault, Bettencourt emprendió una aventura deportiva mucho más ambiciosa, armando un equipo totalmente venezolano para viajar a Bogotá, Colombia, a participar en la famosa carrera de las “6 Horas de Bogotá”, en el Autódromo de Tocancipá, con un potente Renault 21 Turbo. El primer intento vio a Bettencourt compartir volante con el pluricampeón venezolano Germán Oliveira, en 1995, mientras el segundo intento tuvo que afrontarlo solo como auspiciante en vista que las obligaciones profesionales le dejaban poco tiempo para las actividades deportivas. Eso fue en 1997, cuando el ya famoso Renault 21 Turbo de Publicis fue confiado a Germán Oliveira y a Oscar “el nené” Notz.

Otra importante iniciativa deportiva vio a Bettencourt apoyar el desarrollo de las carreras del GT de Las Américas, con autos de especificaciones GTU, capaces de entregar hasta 500 HP reales. A fin de participar en la naciente categoría a finales de los años ’80, el empresario dispuso de un notable Chevrolet Camaro que también terminó siendo sumamente conocido en el ambiente.

La pasión de las carreras que sentía Bettencourt trascendió los roles de piloto y/o auspiciante para convertirle en organizador de eventos hacia 1994. Entonces el empresario comenzó a involucrarse con el negocio de las carreras y poco después surgió una empresa, `Escudería 97’, que relevó la gestión comercial del autódromo Pancho Pepe Cróquer en las afueras de Santa Cruz de Turagua, en el estado Aragua y realizó una propuesta tan novedosa como exitosa en el ámbito del deporte a motor latinoamericano: la organización de torneos monomarca.

De esa experiencia surgieron las monomarca “Copa Neón”, “Copa Palio”, “Copa Peugeot”, “Copa Corsa Speed”, “Copa Aveo” o “Copa Mustang”, entre otras y la realización de la recordada “Copa de Periodistas”, ya comercialmente asociado al empresario y dirigente deportivo José Luis Cid, con quien mantuvo una larga y sincera relación de amistad.

Al igual que le ha ocurrido a la totalidad del empresariado honesto del país, el desarrollo de la economía en Venezuela en este siglo golpeó duramente a Bettencourt, quien enfrentó al mismo tiempo el desplome del negocio publicitario en Venezuela, el cese casi total de la actividad deportiva vinculada al automóvil y el colapso casi total de la industria automotriz nacional y de la de auto partes. Así las cosas, el empresario decidió hace pocos años establecerse de manera definitiva en la ciudad de Miami, en EEUU donde hace pocas semanas fue diagnosticado con una enfermedad incurable que preludió el inevitable desenlace ocurrido ayer domingo, en horas avanzadas de la mañana, a los 73 años de edad.

Bettencourt – además de ser recordado en el ambiente por sus dotes como publicista – tuvo un importante mérito en la difusión, práctica y organización del deporte a motor en Venezuela como auspiciante, como participante o como organizador de eventos de gran impacto.

Su fallecimiento le encontró junto con su esposa Isabel Machado de Bettencourt, con sus hijos César y Lorenzo Antonio, quienes también fueron pilotos profesionales dentro y fuera de Venezuela, y con su hija menor, Isabella, quien también heredó de su padre el gusto por la competición en pista.

 

Fuente: La Guía del Motor